Hablando Solo

Hacía tiempo que no me sentía así. ¿Cómo describirlo? La verdad es que no estoy seguro, porque, a pesar de vivir con ello por más de un año, nunca llegue a entenderlo del todo. Era como esa enfermedad que te rehúsas a ver, a aceptar entre tus amigos y familiares, porque no quieres que nadie se entere, porque no quieres involucrar a nadie en esa soledad que nadie entiende, porque no han sentido algo así, porque no quieres palabras de “veras que todo saldrá mejor”, sino, por un solo momento, quieres que te tengan compasión, que te tengan lastima y te dejen disfrutar tu dolor y tu desesperación.

¿Por qué? Tampoco estoy seguro. Simplemente a veces uno tiene ganas de dejarse caer. Milán Kundera dice que el vértigo, o las ganas de caer o vernos vencidos, nos seduce, nos atrae, nos excita y puedo decir, por experiencia propia, que lo que dice tiene razón.

¿A quién buscas? En mi caso a mis amigos, pero al parecer todos se han puesto de acuerdo para dejarme solo esta noche. Algunos duermen y no quisiera molestarlos, no por un capricho de querer acurrucarme en sus ganas de ayudar, pero, como dije antes, no quiero escuchar esa ayuda que seguro me otorgaran sin dudar; solo quiero escuchar mi voz resonar en el auricular del teléfono y la respiración de quien me escucha sin emitir una sola palabra. Así que mis amigos quedan descartados por dos razones.

¿Mi familia? Ellos seria a las ultimas personas que buscaría. Como buenos padres o hermanos, solo lograrían hacer dos cosas: Volverlo un problema y hacerlo mas grande.

Hay una persona, una de las que le hable mucho y sin embargo, de la que ahora se muy poco. Teóricamente es mi mejor amigo; no es por merito ni por esfuerzo, simplemente es por recuerdos, algo de lo que ni siquiera estoy seguro porque hasta donde logro ver no todos los recuerdos son gratos. Sin embargo, hace unas semanas quise perder contacto con él; aun así me busca, poco, pero lo hace. Contestaría sus mensajes de no ser porque rompió una promesa, una que iba involucrada con una mas importante y todo esto después de perdonarlo cuando no debí. Hoy me siento estúpido por dos cosas: La primera es por darme cuenta que él jamás entenderá y la segunda es porque él es la única persona con la que podría hablar esta noche. Antes me hubiera tragado mi orgullo; esta noche simplemente colgué el teléfono antes de teclear el ultimo numero.

¿Cómo te sientes? Mejor, creo. Hace mas de un año, cuando cree este blog, supe que, de cierta forma, me ayudaría a desahogarme y hablar de eso que no puedo hablar con nadie. Escribir me ayuda, pero que lean lo que escribo me ayuda más, o por lo menos creer que lo hacen.

Estoy mas tranquilo, mis ideas vuelven a tomar su lugar y las visiones de altas dosis de morfina desaparecen.

Gracias por su tiempo y sus servicios como psicólogos cibernéticos.