Una Noche Larga

Todo comenzó él miércoles. Estuve enfermo y no asistí a la escuela. A las 11:30 pm. ya estaba dormido, generalmente me duermo hasta las 2:00 am. pero simplemente me sentía muy cansado.

00:15 am. del jueves. Recibo dos llamadas, las cuales no contestó por olvidar llevar mi celular a mi recamara.

10:30 am. del mismo jueves. Despierto, busco mi celular y lo encuentro en él comedor. Tengo 2 llamadas pérdidas, ambas son de Ale. Le llamó en ése mismo momento. Suena un par de veces y él mismo es él qué contesta. Lo saludo y todo parece normal, le pregunto por las llamadas y me dice qué luego me cuenta. Le pregunto cómo ésta, un silencio y luego simplemente contesta: mal.

Me conecto a internet y abro él messenger. Comenzamos a hablar y hace un resumen de lo sucedido: Abigail habia contestado uno de los correos de Ale, pero sus palabras habían logrado lastimarlo y minutos después, la chica por la qué sentía algo actualmente, le dijo qué no serían más qué simples amigos a pesar de qué ella también sentía algo por él. Ambas, sin saberlo, lo habían destrozado.

Cómo cada semana, acordamos vernos esa noche en una estación del metro para poder platicar más a fondo.

Quede de verlo a las 10:00pm. pero habia llegado 15 min. antes. Me encontré con Fabian; un amigo de la prepa al qué no veo muy seguido. Lo salude, me senté junto a él y sin preguntar me dijo qué un par de horas antes había visto a su novia con alguien más.

No los vio hacer algo en específico, pero la mirada qué había visto en la cara de su novia agregado a un par de cosas de las qué se acababa de enterar, habían cambiado su panorama. Lloraba mientras hablaba y en eso él noto a una amiga suya qué lloraba a lo lejos.

Se le acercó, charlaron y llegó él ex-novio de ésta chica. Fabian regreso a donde yo me encontraba y minutos mas tarde llego su novia. Gritaron, discutieron y lloraron. Mientras eso sucedía, mi pluma daba vida a "La Noche de los Corazones Rotos".

Terminaron de pelear, Fabian se despidio de mi y se fue. Diez minutos mas tarde llego Ale.

Lo salude y le di mi texto recien escrito para que pudiera leerlo. Comenzo a leer y sin aviso alguno, me abrazo y comenzo a llorar.

Nunca antes lo había visto llorar, era algo nuevo para mi. Cuando hablé con el esa misma mañana, creí que su problema no era tan grave cómo lo vi cuando tenía a mi mejor amigo llorando en mis brazos.

Siempre he pensado qué cuando vez llorar a alguien, puedes ver lo qué realmente siente. Es cuando toda mascara desaparece. En ése momento vez a la persona tal cuál es y sus ojos son ventanas al alma.

Años atrás le había mencionado qué quería verlo llorar para saber todo esto. Ahora qué estaba ante mi no quería verlo de esa forma. Realmente lo habían lastimado cómo nadie lo había hecho y venia a mi para qué lo escuchará.

Me contó lo sucedido, lo qué pensó y lo qué sentía, mientras qué yo en ningún momento dejé de abrazarlo. Escuché con atención cada una de sus palabras. Le aconseje, le bese la mejilla, le dije todo saldría bien y qué estaría con él siempre.

Estuvimos aprox. una hora ahí y luego tomamos él camión. Continuamos platicando y él cada vez estaba mejor; se habia guardado lo qué sentía todo él día sólo para desahogarse conmigo.

Durante la platica le bese 2 veces mas y después, llegado a mi destino, me despedi y me baje del camión.

La noche había sido una de las más largar de mi vida y sin querer, era una víctima más de la noche de los corazones rotos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cielo, que gran corazon hay que tener para saber escuchar y acompañar a alguien a quien quieres. No le dejes acompañale

Un beso cielo

Unknown dijo...

Ahora veo todo mas claro,
ahora adore mas el texto "La noche de corazones rotos"
y es que no se que puedo decir,
simplemente tengo quejas al respecto, ¿Es que no hay nadie feliz estas noches?
Me gusto mucho tu post
Los adoro, amo la manera en que los escribes, en verdad
bueno, ya no tengo nada mas que agregar
Solamente esperemos a que todo esto se arregle, por ahora, lo mio ya se arreglo, o eso creo

Saludos y abrazos

Bo Tare dijo...

Qué bien que hay gente como tú, que saben que estas ahí, que sabes escuchar, que sabes ayudar...
Un abrazo